Este mes haremos una parada en nuestro recorrido a pie por esta maravillosa ciudad, por el también denominado Museo de Málaga y Gobierno Civil. Pero hoy indagaremos más en el nombre e historia del Palacio de la Aduana.
Un edificio que está asentado sobre las zonas con más años de historia de la ciudad de Málaga, ya que era lugar del primer asentamiento fenicio que daría forma a lo que hoy es la ciudad. Un lugar estratégico por su cercanía al puerto. En el siglo XVIII, coincidiendo con el esplendor comercial de Málaga vía marítima, se construye este edificio que albergaría La Real Aduana Nueva.
Es un edificio de enormes dimensiones y de planta cuadrada. Su estilo barroco clasicista, forma parte de la iconografía de la ciudad. Tras su prolongado uso como edificio de la administración pública, se ha rehabilitado para albergar el Museo de Málaga, que recoge la colección del Museo de Bellas Artes y del Arqueológico de Málaga.
Importancia Histórica
A finales del siglo XVII, el comercio de la ciudad vivía un momento excepcional, esto hizo que la antigua Aduana quedara pequeña, situada en la calle Puerta del Mar. Es por ello que en 1787 el rey Carlos III aprobara el proyecto del arquitecto Manuel Martín Rodríguez. Un proyecto que previamente había pasado por varios arquitectos y que hicieron que finalmente la obra tenga un gusto neoclásico. Está en la línea de la tradición palacial renacentista y barroca, es decir barroco-clasicista.
El lugar elegido para su emplazamiento fue el haza baja del recinto de la Alcazaba, que se levantaba cerca de la puerta de al-Aqaba. Comenzó a construirse en 1791, años antes, en 1788, se comenzó a demoler gran parte de las viejas murallas para el solar, hallándose restos romanos y árabes.
Debido a la Guerra de la Independencia se paralizaron las obras, reanudándose finalmente en 1826 para en un principio no ser sede de lo que previamente se había proyectado, ya que albergó la Fábrica de Tabacos hasta que finalmente en 1839 se convirtió en Aduana, pero también concentraba organismos como el Ministerio del Interior y la Hacienda Pública.
La mirada Arquitectónica
Como hemos citado anteriormente, las obras del Palacio de la Aduana, se retomaron después de la Guerra de la Independencia, y pese a ser proyecto de Manuel Martín Rodríguez, su puesta en marcha no la retomaría él.
Las obras se reanudaron en 1826 en un estilo neoclásico a la manera de los palacios renacentistas italianos, con cuatro crujías en torno a un patio central porticado. Situándose su altura máxima en veinticuatro metros, y constando de tres plantas, ático y un sótano, que ya en tiempos de la dictadura franquista sirvió de calabozos de la Comisaría de Policía.
Los materiales para su construcción fueron piedra, ladrillo y hierro forjado.
El exterior del Palacio de la Aduana da una sensación de fortaleza y frialdad debido en gran parte a las grandes dimensiones mezclado con su estilo neoclásico. Se compone de un cuerpo central y dos laterales ligeramente resaltados. La planta baja que descansa sobre un zócalo de jaspón es de cantería almohadillada, con varios resaltos sencillos, siendo también de piedra las cornisas, pilastras y cuadrantes.
Encontramos dos puertas de entrada de medio punto, con el clave destapado y cerrado el tímpano por una bella reja. Las ventanas adinteladas del cuerpo central y los laterales, se rematan en el bajo y primero por frontones triangulares y curvos con sencillos resaltes en el centro, encuadrándose dichos cuerpos por verdugadas de sillería almohadillada blanca, que destaca sobre el paramento de ladrillo color marrón.
Subiendo la vista al primer piso vemos los huecos del cuerpo central que están comprendidos por una balaustrada corrida de piedra. Sobre las ventanas, una gran losa que con letras de oro esculpido dan nombre al edificio, Aduana Nacional 1842.
Adentrándonos en el imponente edificio por la puerta principal, nos encontramos un zaguán con tres naves sostenidas por cuatro pilares de cantería, sobre los que apoyan doce arcos que forman bóvedas vaídas.
En el lateral nos encontramos con peldaños de mármol que dan acceso al piso principal, lleno de galerías cubiertas por arcos que hacen que el patio esté rodeado de un claustro.
El Palacio de la Aduana en la actualidad
Actualmente, este emblemático edificio histórico de la ciudad, ha pasado de ser la Aduana donde se recepcionaban mercancías provenientes del mar, a ser un espacio cultural donde se concentra historia y arte a partes iguales.
En 2006 se trasladó el Museo de Málaga a la Aduana, rehabilitándose previamente para su nueva función conservadora. Allí se aglutinan las colecciones de los antiguos Museos de Bellas Artes y Arqueológico malacitanos.
Una curiosidad, en esa última rehabilitación se recuperó la cubierta original del edificio a dos aguas que trágicamente se perdió tras un incendio en 1922.
El 12 de diciembre de 2016 se inauguró oficialmente el Museo de Málaga en el edificio tras la restauración, en el que se recuperó el patio como plaza de uso público, la planta baja como almacén visitable, tienda, cafetería y venta de entradas. La primera planta como exposición de Bellas Artes y la segunda como exposición de Arqueología. Si no habéis subido a su última planta, hacedlo. Encontráis un mirador fantástico de una hermosa zona de la ciudad y un restaurante.
A veces os leo a mucho de vosotros en Málaga quejándose del poco cuidado que ha tenido la ciudad en esos edificios denominados históricos y que, desgraciadamente, algunos han perdido fachadas por completo o el simple placer de albergar dentro de sus paredes, la historia de una ciudad como Málaga, objetos y demás que dan carácter.
Os animo a que sigáis reivindicando que no se pierdan, que se rehabiliten y que se cuiden con esmero por las autoridades. La historia de una ciudad, marca siempre el futuro de ella.
Esperamos que os haya sido útil el artículo «Palacio de la Aduana. Edificios con historia». Recuerda inscribirte en nuestra newsletter para estar informado de todas las novedades de Obra Nueva en Málaga y noticias relacionadas con el mundo inmobiliario. Quiero inscribirme ahora
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1 Comentario
Buen trabajo e interesante descripcion del edificio. Lamento mucho su carencia de rigor. Pues si se quiere ser respetuoso con la historia , no se puede escribir sobre un edificio rehabilitado en el 2012 sin citar a los profesionales que son los arquitectos BERNARDO GARCIA TAPIA, FERNANDO PARDO CALVO y ANGEL PEREZ MORA.
El proyecto realizado es resultado del primer premio de un concurso de ideas . Su desarrollo en proyecto de arquitectura y su realización en obra se lleva a acabo de junio de 2005 a diciembre de 2012.
El trabajo de estos profesionales, serio y respetuoso con un edificio histórico, mutilado por sucesivos avatares , (incendio y usos inadecuados) es el que hace posible que el edificio se use hoy como Museo ( Arqueológico y de Bellas Artes) y que se incorpore con naturalidad y como arquitectura actual al Siglo XXI
No hay que esperar a que mueran los compañeros para citarlos.
Muchos arquitectos vivos forman ya parte de la historia
atentamente
ANGEL PEREZ MORA