El antiguo Palacio de la Tinta es un edificio de influencia francesa de la ciudad de Málaga. Está situado en el paseo de Reding, en el barrio de La Malagueta del distrito Centro. Vicente Aleixandre lo describía como un edificio «un poco grande y destartalado«, que los malagueños habían bautizado como el Palacio de la Tinta. Allí trabajó el padre del poeta, ingeniero de ferrocarriles.
Se trata de un edificio construido en 1908 al estilo parisino fin de siècle, obra del arquitecto Julio O’Brien. En sus comienzos, los 10.500 metros cuadrados del Palacio de la Tinta albergaron la sede central de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces, nacida a partir del ferrocarril Córdoba-Málaga. Tras quebrar, la compañía fue nacionalizada en 1936 e integrada en 1941 en la recién nacida Renfe.
Los rescoldos ferroviarios todavía escoltan al edificio, que está acompañado por la calle Keromnés, en recuerdo de Leopoldo Keromnés, director de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces.
Además de dependencias de Renfe, han ocupado este edificio palaciego la inspección general del Ministerio de Obras Públicas, la Confederación Hidrográfica del Sur y, desde 2005, la Cuenca Mediterránea Andaluza.
Recibe este nombre porque durante su uso como administración de ferrocarriles debían trasladarse diariamente grandes cantidades de tinta para expedir los billetes a mano.
Palacio de la Tinta. La mirada arquitectónica
El Palacio de la Tinta se eleva sobre un zócalo de piedra donde se encuentran las ventanas del sótano. Tiene tres portadas, la principal, que da al Paseo de Reding, se compone de un cuerpo resaltado con un arco de medio punto entre pilastras almohadilladas sosteniendo un macizo en el que se recorta un arco al sesgo que sirve de soporte a la balconada superior.
Forman parte de ella dos vanos, de arco rebajado con balconada de piedra en el primero y artística rejería en el segundo. Flanqueados por columnas con capiteles corintios que estiran la proporción clásica por adición de tambores acanalados, los cuales sostienen un entablamento denticulado que se curva en el centro y se abre en su parte más alta cobijando un escudo, marcando la separación con el piso superior y prolongándose lateralmente sobre los dos balcones con pretil de piedra unidos por alargadas ménsulas.
El cuerpo superior, ubicado entre columnas corintias, se compone con tres vanos flanqueados, el central arqueado, con estípites y capiteles mensulados con decoración de tornapuntas, apoyados sobre ménsulas, los adintelados, y con molduras adaptadas a las enjutas, en el central. Se corona por balaustrada de piedra convexa en el eje de la portada apoyada sobre ménsulas surgiendo, en la cubierta de placas de pizarra gris, el frente de tres buhardillas con remate de tornapuntas afrontadas.
La fachada consta de dos pisos de balcones y uno de ventanas, separadas por imposta, apoyando la balconada sobre ménsulas distintas en cada piso y presentando diferente decoración en los dinteles. Se corona por un artístico ático con balaustrada apoyada sobre ménsulas. Entre los óculos que hay en la cubierta se sitúan las chimeneas para la calefacción, en forma de paralelepípedo. Los ángulos en un cuerpo de mayor resalte se achaflanan, encontrándose la misma composición que en la portada principal. La puerta del lateral derecho se destina a la entrada y salida del personal y la que está en el lado izquierdo está actualmente cerrada.
Destacan elementos clásicos como las columnas corintias, los estípites o las tornapuntas, a través de los cuales el arquitecto creó un historicismo cercano al modernismo, muy original en Málaga. Enriquecen igualmente el valor patrimonial de este inmueble otros elementos como la cubierta de pizarra de gran inclinación o las buhardillas, de influencia francesa.
Paseando hacia el interior
En el interior del Palacio de la Tinta encontramos el elevador de maderas nobles. Fue uno de los primeros ascensores instalados en Málaga y es todo un símbolo contra el estrés de nuestros días.
La artística cabina llega hasta la quinta y última planta. En esa quinta planta, a mediados de los 80, se originó un respetable incendio cuyas lenguas de fuego todavía pueden recordarse en la madera ennegrecida. La quinta planta, antigua zona de viviendas de los empleados, es hoy una gigantesca nave con las cerchas de madera visibles. Parte de la estructura antigua tuvo que ser cambiada y reforzada tras el incendio. Desde esta planta, asomándose a las ventanas abuhardilladas, pueden admirarse los aires regionalistas de las casas de Félix Sáenz.
El suelo también es original, con viejas baldosas hidráulicas. En mitad de un socavón, las baldosas dejan ver su mejor secreto y es que, bajo ellas hay vigas formadas por traviesas de tren.
La gran sala de las baldosas comunica con la terraza, en la que se encuentra una gran antena de comunicación del Servicio Automatizado de Información Hidrológica (SAIH). Entre otras funciones, esta torre mide las precipitaciones que se recogen en Málaga capital.
La terraza del Palacio de la Tinta es un balcón al monte Gibralfaro, mientras el mar sólo se ve a medias entre los edificios de la Malagueta.
En el resto de las plantas, se puede encontrar mobiliario de oficina de los años 60 en adelante. Un buen ejemplo se encuentra en la sala de reuniones, presidida por un retrato de Rafael Benjumea, conde de Guadalhorce, el creador del pantano del Chorro y el impulsor de las confederaciones hidrográficas. La sala parece haberse detenido en los años 70, con unos apliques de lámparas muy de la época y un mapa en relieve de los ríos y pantanos a cargo de la institución. En las escaleras, regalando destellos de luz de varios colores, se encuentran vidrieras de diseños geométricos.
Detalles de la historia del Palacio de la Tinta algo más veteranos se encuentran a ras de suelo, en las cercanías del despacho del presidente de la Cuenca Mediterránea. Un armónico dibujo formado por baldosas hidráulicas. Una verdadera obra de arte que puede pasar desapercibida.
El Palacio de la Tinta posee tres patios. El central, el más grande, comunica con el sótano. Un espacio limpio y ordenado en el que en una esquina se almacena viejos documentos.
Pero este espacio palaciego tiene más rincones insospechados. Hace un siglo, el arquitecto Julio O´Brien, que estaba en todo, lo dotó de caballerizas. Y muy cerca otro detalle centenario, una caldera para el agua que todavía funciona.
Un edifico símbolo de un estilo que inundó Málaga de riqueza, actualmente pertenece al grupo hotelero Hotusa, navega ahora para que la Junta acometa con carácter urgente el traslado de un dispositivo ante fenómenos hidrometeorológicos extremos en las cuencas Mediterránea y Guadalete-Barbate.
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1 Comentario
Me ha gustado mucho, esta mañana he pasado por ahí porque tengo que preparar una ruta para una visita guiada turística y la atención se me fue a las casas de Félix Saénz, pero al acercarme a este edificio ya que estaba en la misma acera, he leído que hasta diciembre de 2019, albergaba la Delegación territorial de Agricultura, luego la trasladaron al “Edificio Negro” de la Avda La Aurora. Parece que ahora mismo está algo abandonado, una pena con lo bonito que es.