Desde que tengo uso de razón estoy fascinado por el mundo de la automoción. Recuerdos lejanos de mi infancia cuando me quedaba embobado ante la belleza de aquellos vehículos que mi tío, mecánico de vocación, me dejaba descubrir al llevarme de vez en cuando al taller. Mi desordenada e invasora colección de réplicas daba fe de ello: con un simple coche entre las manos era el niño más feliz del mundo…desafortunadamente, para mi madre, tenía decenas de ellos “aparcados” en los rincones más insospechados de nuestro piso. Eran otros tiempos, en los que los automóviles eran las incuestionables estrellas que reinaban despóticamente en nuestras ciudades.
Varias décadas han pasado, pero la pasión permanece inalterada. Sigo deslumbrado ante la volumetría y las proporciones de algunos clásicos, auténticas obras maestras del diseño y la ingeniería. Aunque sean primos lejanos, la automoción y la arquitectura comparten un ADN que muchos diseñadores de ambos sectores llevan en su sangre y en sus proyectos.
Hoy en día, después de 24 años ejerciendo como arquitecto, a aquella fascinación viene a sumarse una cierta envidia profesional al constatarla precisión y la calidad del producto que el sector de la automoción es capaz de producir. Todo enfocado a potenciar la experiencia del cliente para convertirlo en un prescriptor de la marca. Sin duda, la automatización de sus procesos de montaje es parte importante de este resultado. Pero, sin una coordinación de todos los actores involucrados en la fase de diseño no sería posible.
El desarrollo de un proyecto residencial de obra nueva es un largo camino compuesto por varias y tortuosas etapas que van desde el diseño, con sus primeros planteamientos, hasta la entrega de llaves, pasando por la ventas, licitación y construcción, entre otras. Un complejo engranaje de profesionales y empresas con intereses diversos a las que las circunstancias han hecho participes de un mismo y único proyecto: ni más ni menos que la producción de unas viviendas que serán el hogar de unas cuantas personas, y la compra más cuantiosa de sus vidas.
En mi opinión debemos aspirar a aproximarnos a los niveles de calidad de producto y cuidado del cliente, que ha alcanzado el sector de la automoción. Para ello es indispensable una colaboración de todos los actores en fases tempranas del proyecto. A lo largo de estos años he podido comprobar la ineficiencia del planteamiento “tradicional” del trabajo, de manera individual, en compartimentos estancos. Cada profesional se centra en su trabajo y demasiado poco en la globalidad del proyecto, postergando multitudes de problemas que pueden afectar gravemente a la ejecución e incluso a las características del producto final entregado al cliente. Esta metodología corporativista debe ser subsanada con un proceso colaborativo integral. Para ello la metodología BIM es indispensable, y no creo que nadie la ponga en duda, pero debemos ir más allá replantándonos la cronología de la entrada de cada uno de los actores en el escenario del proyecto.
Soy de la opinión que las ingenierías de estructura e instalaciones deben ser partícipes del proyecto desde los inicios. La creciente complejidad técnica y normativa de las viviendas requiere una estrecha colaboración en el diseño, todo ello para evitar desagradables sorpresas en fases avanzadas del proyecto, que pueden llegar a costar mucho tiempo y dinero. Nunca llegué a entender la consensuada exclusión de la constructora durante la redacción del proyecto. Es un actor determinante: está encargado de materializar un edificio imaginado por otros profesionales. Son empresas con experiencia y gran conocimiento constructivo que estamos desaprovechando durante el diseño. Tienen que ser partícipes del equipo desde el proyecto de ejecución. Momento en el que se fijan muchos conceptos…hace unos meses tuve la oportunidad de participar en la redacción de un proyecto de ejecución colaborativo con las ingenierías y tres constructoras preseleccionadas por la promotora. Un intenso trabajo de equipo, con sesiones temáticas semanales buscando soluciones óptimas para un proyecto que era de todos. Fue, sin duda, una enriquecedora experiencia donde aprendí mucho y acabamos consensuando un producto que convencía a todas las partes. Desde entonces estoy persuadido que este el camino a seguir si aspiramos a mejorar la calidad de nuestro trabajo.
En este sentido, mirando al extranjero, cabe destacar la inmobiliaria residencial Nabr, cofundada este año por el arquitecto Bjarke Ingels (CEO de BIG), el empresario inmobiliario Ronio Bahar (WeWork), y el tecnológico Nick Chim (Sidewalks Labs), con el objetivo de innovar cuestionando los procedimientos tradicionales de promoción y diseño de un residencial. En base a un diagnóstico, compartido por la mayoría de los países industrializados, que confirma las crecientes dificultades para acceder a una vivienda, esta startup pretende aunar fuerzas y conocimientos para poder ofrecer un producto asequible, personalizado y más sostenible. La compañía controla el desarrollo y diseño inicial de los proyectos, gestiona las ventas, el alquiler y la construcción. Digitalización de todo el flujo de diseño, así como de la comunicación con la cadena de suministro de elementos industrializados.
Bjarke Ingels: “…muchas cosas de uso diario han ido evolucionando, mejorando para hacerse incluso asequible para una mayoría, algo que no ocurre con la vivienda. Los precios aumentan mientras que la calidad baja…hay poca diversidad en el mercado. El 99% de la viviendas son iguales, pero la realidad es que todos somos diferentes. Hay un enorme potencial para reimaginar todo este proceso, de principio a fin ¿Y si pudiéramos liberar todo nuestro potencial de construcción industrializada para aplicarlo en la forma en que construimos nuestras casas? Podríamos aprovechar la modularidad para aumentar la diversidad. Crear un sistema que pueda adaptarse a las personas y sus entornos, no al revés.”
Nabr aspira a ser una marca reconocible, un “concesionario” de viviendas donde el cliente tendrá a su disposición todo lo necesario para elegir su modelo, configurar sus opciones y elegir las condiciones económicas más adaptadas con paquetes financieros novedosos para este sector.
Acaban de lanzar SoFA One, su primera promoción, con más de 100 viviendas de uno, dos o tres dormitorios. El proyecto, con fecha de finalización prevista para 2022, está situado en San José, California, una zona con un mercado residencial muy tensionado. Una aventura empresarial que habrá que seguir de cerca, ya que podría aportarnos muchas respuestas.
Quién sabe si algún día el título de este artículo pasará a ser una frase de lo más común…a no ser que acabemos adquiriendo nuestra vivienda en el Metaverso antes de lo que pensamos.
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Arquitecto coordinador de ejecución en el Estudio Ángel Asenjo y Asociados de Málaga
Esperamos que os haya sido útil el artículo «¡Me voy al “concesionario” para comprar una vivienda!«. Recuerda inscribirte en nuestra newsletter para estar informado de todas las novedades de Obra Nueva en Málaga y noticias relacionadas con el mundo inmobiliario. Quiero inscribirme ahora
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