Espero no haber herido a nadie eligiendo este título, una libre adaptación de la popular frase que James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton, utilizó durante los comicios de 1992 y que se convirtió en eslogan: “the economy, stupid!”. Con estas tres sencillas palabras consiguió llamar la atención del electorado y cambiar el rumbo de la campaña enfocándola en el ámbito económico, llevando finalmente a su jefe de filas hasta la Casa Blanca.
Un potente lema que me permite poner el foco en la transformación digital que está afectando globalmente a nuestra sociedad, arrastrando a sectores tan reacios al cambio como la construcción o la arquitectura. La integración de las nuevas tecnologías está modificando nuestros procedimientos en el diseño, construcción y promoción de proyectos residenciales, poniendo a nuestro alcance potentes herramientas para procesar la valiosa información que vamos generando cada día durante nuestra actividad: los datos.
Tengo que reconocer que, en realidad, el título del artículo va dirigido a mí. Confieso que no era consciente, hasta hace unos meses, de la importancia de los datos y de sus potenciales beneficios en mi actividad profesional. Vivimos en la sociedad de la información y comunicación, un ecosistema donde los datos tienen un papel protagonista. Son bienes que generamos masivamente a diario, pero que por sí mismos no dicen nada. Los gigantes tecnológicos llevan años explotando y comerciando con datos que despreocupadamente les regalamos al descargar y utilizar la última app de moda. Saber recopilar y analizar nuestros datos de forma estadística marcará cada vez más la diferencia entre empresas.
Al igual que lo hace TESLA, recopilando continuamente los datos de todos sus vehículos en circulación para entrenar su inteligencia artificial (Project Dojo) y poder conseguir la conducción autónoma total, debemos ser capaces de utilizar los datos generados por nuestra actividad y clientes para lograr ser más eficientes y mejorar el producto que sacamos al mercado.
Con el análisis masivo de datos (big data) las inmobiliarias consiguen saber quién compra qué, donde, a qué precio, porqué y cómo lo hace. Examinan la actividad de los usuarios en su web o redes sociales para averiguar el producto más deseado según la zona. Elaboran perfiles, retratos robots de compradores potenciales para una campaña de marketing a medida. Realizan informes cruzando los datos de leads, actividad comercial, visitas, contratos de reserva…Analizan la evolución de los precios. Estudian los tiempos de las transacciones, adquisición, formalización de contrato de compraventa, escrituras públicas. Logran confeccionar modelos predictivos del mercado residencial. Con esta gestión de datos las promotoras consiguen saber en qué barrio está la demanda y qué tipo de vivienda se está buscando. El objetivo final es poder lanzar al mercado unas promociones ideales para un grupo de personas determinado. Diseñar una oferta que se ajusta a la demanda, de la manera más precisa posible, reduciendo la incertidumbre y el riesgo de la inversión con una toma de decisión apoyada en datos reales y objetivos.
Unas cuantas constructoras han dado el paso adelante hacia el smartdata, permitiéndoles mejorar significativamente los labores de supervisión y certificación de las obras.
Con el uso de sensores de monitorización pasiva que registran de forma continua datos relacionados con el entorno directo de la obra, la resistencia de materiales utilizados, y que, procesados debidamente en plataformas analíticas, consiguen prevenir accidentes y mejorar las condiciones de trabajo. En EEUU algunas constructoras y aseguradoras comparten sus datos (Predictive Analytics Strategic Council) para desarrollar modelos predictivos de riesgos que hacen posible tomar medidas correctoras con vistas a la reducción de los accidentes laborales.
Mediante la comparación del modelo BIM del proyecto y una nube de puntos de la realidad en obra pueden conseguir controlar precisamente el avance de la obra, detectar en fases tempranas desviaciones de ejecución, todo ello en un entorno digital trazable que integra tanto la documentación como las comunicaciones de todos los actores involucrados. Herramientas basadas en Inteligencia Artificial y Machine Learning que la startup malagueña Checktobuild ha puesto a punto, y sigue desarrollando, con el objetivo de automatizar la comprobación del flujo de trabajo in situ y agilizar la toma de decisiones, reduciendo costes, residuos, y tiempo.
Hoy en día, la mayoría de los estudios de arquitectura trabajan con metodología BIM o, como mínimo, están inmersos en procesos de implantación. Durante el desarrollo del diseño se generan y van sembrando gran cantidad de datos multidisciplinares que se podrán utilizar durante todo el ciclo de vida del edificio. Un control de procesos que permite minimizar los errores humanos. La información centralizada (modelo) facilita la toma de decisiones acertada de todos los participantes, con las garantías de un ecosistema colaborativo digital y mejora de la productividad con la automatización de tareas repetitivas mediante herramientas No Code como Airtable o Google Sheets.
Quizás lo más interesante de esta generación de datos sea la posibilidad de procesarlos para fines de fabricación offsite. El flujo de información generado en proyecto se puede transmitir, sin ninguna alteración, a fábricas digitalizadas para la elaboración precisa de la pieza que llevaremos a la obra.
Sin duda dentro de unos años se habrá generalizado el diseño asistido por inteligencia artificial. Una potente tecnología que devuelve al diseñador la configuración más optima del edificio en base a los datos aportados por él. La herramienta, llamada ARCHITEChTURES (descrita en mi artículo de junio) y desarrollada en Málaga, permite reducir considerablemente el tiempo dedicado a los estudios previos de todo proyecto, asegurándose que la propuesta final sea la más eficiente. Mediante el uso de machine learning y algoritmos de diseño automatizado con bigdata, la plataforma procesa en tiempo real los parámetros introducidos y entrega la solución que mejor se adapta a los requisitos del cliente.
Es evidente que para seguir adelante tenemos la obligación de reducir la brecha que separa los datos de la toma de decisiones, ser más eficientes y productivos, optimizando procedimientos y reduciendo costes.
Los datos por sí mismo sirven de poco, ser capaces de interpretarlos es crucial en un sector como el nuestro, fuertemente necesitado de mejorar su eficiencia y sostenibilidad.
Mi edad me permitió ser testigo de la desaparición del rotring…me parece que voy a tener el privilegio de vivir otra extinción: la del plano en papel ¡qué rápido va todo!
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Arquitecto coordinador de ejecución en el Estudio Ángel Asenjo y Asociados de Málaga
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