Con el cambio de armario que se suele producir en nuestras latitudes en estas fechas, podemos encontrar un muy buen momento para “reiniciar”. ¿Y qué quiere decir esto? Básicamente, debemos aprovechar el tiempo para ponerlo todo patas arriba y hacer un nuevo comienzo de ciclo. Tenemos una tendencia a acumular cosas que no son útiles o lo eran, pero han dejado de serlo, lo que nos provoca un problema de espacio en el medio plazo.
Vamos a exponer aquí, algunos consejos divididos por estancias – si así te resulta más fácil – para que estrenes el otoño en orden.
El dormitorio
El dormitorio debe ser uno de los focos principales de atención, ya que aquí es donde almacenamos nuestros objetos más personales y, sobre todo, las prendas de vestir.
Aquí hay que hacer un ejercicio de honestidad y plantearnos, prenda a prenda, si necesitamos guardarla o es mejor donarla. Una a una, comprueba todas las prendas que guardas y pregúntate si la has utilizado alguna vez en la última temporada. Si la respuesta es que no, entonces cuestiónate ¿te sigue gustando y te queda bien? Si respondes que sí, dale una oportunidad lo antes posible para comprobar tu interés real en la prenda. Si respondes que no o la prenda se encuentra ya en mal estado, tiene un destino claro y no está en tu armario. Haz igual con cada par de zapatos, cada bolso y cada accesorio que encuentres. No tengas miedo de donar o tirar porque al final sentirás un gran alivio.
Estoy segura de que guardas calcetines cuyo compañero desapareció en una colada misteriosa, o un pendiente que se quedó desparejado. Por alguna extraña razón, quizás porque pensamos que la magia sucederá y el calcetín perdido volverá a su cajón, lo conservamos. Y, aunque parezca insignificante, ocupa un precioso espacio en el que podría guardarse otra cosa o que, simplemente, podría quedarse vacío. Porque, aquí llega otra sorpresa, ¡tenemos demasiadas cosas! Y verdaderamente no necesitamos tantas.
La cocina
Cuando te planteas limpiar (en profundidad) y ordenar la cocina, de repente te sobreviene una sensación de pereza extrema. Si te preguntas por qué es, la respuesta es muy sencilla: la cocina suele ser un caos total de puertas adentro.
Volvemos con los “ejercicios de honestidad”. Saca de los cajones y armarios todos tus tuppers. Incluso te puedes entretener y jugar a ver qué envase y qué tapa encajan. Y después de la diversión, deshazte de todas las tapas o envases sin pareja. Una vez tengas los tuppers completos, piensa de qué manera te sería más útil ordenarlos. Organízalos y, si lo necesitas, ayúdate de elementos para almacenar estos envases.
Revisa el estado de tus ollas, sartenes, tapas y utensilios de cocina. Si compraste ese artilugio que sirve para extraer la pulpa de la piña, pero no lo has utilizado jamás, dáselo a alguien que sí lo vaya a utilizar. Lo mismo para cualquier otro que no hayas utilizado. Si encuentras, por ejemplo, una sartén que ya no da más de sí, tírala en un punto limpio y trata de buscarle un reemplazo si es que verdaderamente lo necesitas.
Igual sucede con la comida que no te vas a comer jamás, las especias caducadas, la mantelería manchada o estropeada, el menaje desparejado y ese largo etcétera que seguro se producirá.
Presta atención a los pequeños electrodomésticos que son uno de los mayores “consumidores de espacio” en las cocinas. Tanto si los tienes en la encimera, como guardados en algún armario, piensa en el uso que le sueles dar. Verás que utilizando alguna App de venta de productos de segunda mano les vas a dar mejor salida que dejándolos en tu cocina.
Cuarto de baño
Este espacio, que nos debería transmitir relax, está en muchas ocasiones lleno de demasiadas cosas que jamás utilizaremos y de “por si acasos”. Te pongo un ejemplo sencillo: reúne todas las muestras gratuitas que tienes actualmente guardadas. Creo que no me equivocaría si afirmo que jamás las vas a utilizar. Deshazte de ellas y procura (entiendo que es difícil rechazar la tentación de recibir algo gratis) no recibir más en el futuro. Igual sucede con los botes de gel, champú y crema a medio utilizar.
Si nos metemos en el subapartado “maquillaje”, estaremos abriendo un cajón sin fondo. Barras de labios sin terminar, bases que no sentaron bien a nuestro tipo de piel, pero conservamos por si nos cambiara de repente el ph o máscara de pestañas que guardamos porque el cepillo “es tan bueno”…
Presta atención también al estado de tus toallas y conserva las que estrictamente necesites.
Aquella popular frase del arquitecto Van der Rohe de “menos es más” se puede aplicar a muchos campos de la vida, más allá de la arquitectura. Tenemos demasiada tendencia a no volver a casa con las manos vacías y a guardar por encima de las posibilidades de nuestro almacenaje (y nuestras verdaderas necesidades). Acumular, especialmente si es sin orden, solo trae suciedad, sensación de caos y ruido visual.
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Autor:
Gema Armenta
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