En la Málaga próspera y en expansión demográfica del último cuarto del siglo XVIII, se recrudeció el problema histórico del abastecimiento de agua que se hizo urgente tras un período de sequía. Para solventarlo, el entonces obispo de la ciudad, don José Molina Lario y Navarro, financió e impulsó la construcción del Acueducto de San Telmo que tomando agua del río Guadalmedina la acercó a la población en un recorrido de 11 kilómetros, en donde también aportaba el elemento para riego agrícola y fuerza motriz en los molinos.
San Telmo, patrón de los navegantes presta su nombre al que se conoce la obra de ingeniería más importante del siglo XVIII en España.
El origen y su Historia
El origen del Acueducto de San Telmo se encuentra en un molino del siglo XVIII, el Molino del Inca, cuya agua la obtiene del río Guadalmedina.
El Acueducto de San Telmo se construyó gracias a la Real Orden del Rey Carlos III desde 1782 hasta 1784, fecha en la que ya llegaba el agua a Málaga a su arca principal situada en la calle Refino. El encargado del proyecto y dirección de la construcción fue el arquitecto José Martín de Aldehuela, que hizo una obra además de sentido práctico y de elevado interés técnico, cargada de intención estética, evidente tanto en la nobleza de las puras formas como en el empleo de distintos materiales constructivos y la aplicación, incluso, de revocos con color.
Su recorrido hacia la ciudad
El Acueducto de San Telmo recorre un trazado irregular debido a la dificultar de la orografía del terreno, con diferentes alturas y con abruptas lomas con una elevada pendiente. Tuvieron que hacer parte del acueducto en superficie y otra bajo tierra.
Discurre con 33 alcantarillas, 2 túneles, numerosas alcubillas, respiraderos, descansos, fuentes y molinos asociados y 30 puentes. Entre ellos se encuentran varios de sus hitos más monumentales y de alto valor paisajístico, caso del Puente que salva el arroyo Humaina, construido en ladrillo y que posee 75 metros de longitud, 15 de altura y 4 ojos de 7 m de diámetro, siendo su espesor de 2,5m en la parte superior y de 5,8 en la inferior. Las pilas tienen un grueso de 3,3 4m. Los pilares son de planta cuadrada, disponiendo sus tajamares en forma de proa (agujas arriba) y circulares (agujas abajo). El paso de los tajamares hasta las pilastras del pretil se consigue con un pequeño contrafuerte, rematándose por una sencilla moldura que actúa a modo de imposta para el arranque de arcos.
De la magnífica obra de ingeniería que supuso el Acueducto de San Telmo, podemos destacar dos partes de edificaciones vinculadas a él, de carácter rural unas y de carácter urbano otras.
Los Molinos y los Puentes de San Telmo
Centrándonos en las de carácter rural debemos resaltar El Puente de los Ciegos, de ladrillo y con dos ojos formados por dos arcos de medio punto y estribos. El Puente de la Apartá, con un solo ojo con un arco de medio punto, también fabricado de ladrillo y sustentado por estribos.
Los Puentes de La Majadilla, El Ahorcado y El Pastelero, que siguen un mismo esquema, construidos de fábrica de ladrillo, con un ojo de arco de medio punto auxiliado por dos estribos.
Las dos construcciones de los Molinos de San Telmo que, aunque se encuentran en desuso en la actualidad, presentan muy buen estado de conservación. Ambas son de forma cuadrangular, con planta baja y alta. El primero presenta dos vanos de acceso de diferente tamaño, con pequeños ventanucos en planta baja y ventanas alargadas con pretil en la superior. En la parte trasera se dispone la estructura del molino, con dos arcos de medio punto realizados en ladrillo que sirven para la evacuación del agua. El segundo repite el mismo esquema, diferenciándose por la mayor regularidad de los vanos de la planta baja.
El Puente de Arroyo Hondo, con cuarenta y cinco metros de longitud y quince de altura, con dos ojos formados por arcos de medio punto de 5,4 metros de diámetro, está realizado en ladrillo. Los estribos y tajamares son prismas hexagonales.
Ya pasada la autovía, el Acueducto de San Telmo aflora en una salida de mina realizada con muretes de ladrillo. Con objeto de salvar cambios bruscos de la pendiente y disminuir la velocidad del caudal, se ubican en esta zona varias caídas de fuerte inclinación cerradas con muretes de mampostería.
En el Puente de las Barrancas, de un solo ojo y parcialmente destruido, es posible apreciar la decoración de grandes cuadraturas en estuco blanco con restos en el interior de amarillo ocre y fragmentos de ladrillos incisos pintados de rojo almagra.
El llamado Puente de los Cinco Ojos, del que quedan visibles dos o el Puente de Arroyo Quintana, el más largo de todo el Acueducto de San Telmo, que tuvo trece ojos y de los que se conservan diez, aunque se le llame popularmente de los once ojos. Por último el Puente de Arroyo Melero y el Puente del Aceitero.
Fotografías página web Diputación de Málaga
Alcubillas, norias y fuentes ornamentales, elementos urbanos del Acueducto de San Telmo
El arca principal o alcubilla de la calle Refino fue diseñada para que de ella partieran las tuberías hacia las distintas fuentes e industrias de la ciudad. Se trata de una construcción poligonal cubierta por un tejadillo acampanado, con zócalo de sillería de jaspón y el resto de ladrillo actualmente encalada. La preside un escudo del obispo Molina Lario. En una hornacina, situada en su fachada principal, figura una representación en barro de la Divina Pastora.
Debemos señalar las fuentes relacionadas con la traída de aguas del Acueducto de San Telmo, como la Fuente Olletas, la Fuente del Tempus Fugit, situada frente a la entrada del Cementerio de San Miguel. La fuente del Patrocinio, en la encrucijada de las calles Santa María Micaela y Luque con las alamedas del Patrocinio y Capuchinos.
El uso actual del Acueducto de San Telmo
Actualmente el Acueducto de San Telmo ha sido objeto de una obra de integración paisajística para potenciar el uso ciudadano del Acueducto.
El objetivo del proyecto ha sido rescatar un espacio poco conocido y utilizado por la ciudadanía para convertirlo en un lugar de esparcimiento enmarcado en un entorno histórico de gran valor. Para ello, se ha ampliado la zona de pradera envolviendo al monumento y adaptado el espacio a los usos demandados como son la conexión entre barriadas, accesos a equipamientos y una pequeña zona de estancia con posibilidades de celebrar eventos.
Se ha eliminado la zona de tráfico rodado y aceras, fusionándose las dos zonas de jardín a excepción de un pequeño paseo pavimentado a modo de calzada romana que sirva de acceso peatonal al colegio, escalera y estancias de jardín.
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