Hoy en día es más común de lo que parece vivir en un barco. No por ello se ha de ser un “lobo solitario”. La cantidad de kilómetros de costa que tiene nuestro país permite que sea factible, cómodo y relativamente barato utilizar un barco como vivienda habitual.
Ventajas e inconvenientes de vivir en un barco
Si bien la inmensa mayoría de las embarcaciones se utilizan para el recreo, cada vez hay más personas que eligen esta opción como modo de vida. Tiene dos importantes ventajas y son el precio y la movilidad. Una embarcación es mucho más barata que una vivienda y el amarre en el puerto – que incluye agua y electricidad – tiene un coste más económico que un alquiler medio en una ciudad de mediano tamaño. Por otro, permite viajar por mar llevando tu casa “a cuestas” y si quieres cambiar de puerto, no tienes más que encender el motor. Ciertamente tiene algunos inconvenientes, como son el ruido propio del puerto, el olor a salitre o el movimiento constante.
El equipamiento de un barco incluye los mismos elementos que una vivienda, aunque esté todo más compartimentado. Hay cuarto de baño, cocina, dormitorio, zona de estar y, por supuesto, las mejores vistas al mar. En una embarcación, el aprovechamiento y optimización del espacio son claves. Y no porque la vivienda esté “hiperadaptada” ha de tener un aspecto menos estético. Aquí, funcionalidad y estética se han de dar la mano para tener un resultado con el que sea fácil y agradable convivir.
Vivir en un barco con estilo. Decoración y requisitos.
Idealmente, el estilo ha de ser poco invasivo, siendo el minimalista uno de los más adecuados para no recargar los espacios. Es muy importante no colocar objetos o elementos que no tengan una función relevante en el uso diario de este tipo de vivienda.
La decoración de una embarcación debe cumplir varios requisitos. Uno de los fundamentales es que los materiales sean resistentes a la corrosión, la humedad y la luz solar. Desde el mobiliario hasta los mecanismos, pasando por los textiles deben cumplir el requisito de la resistencia. Estos últimos, deben ser hidrófugos y, específicamente, de uso marino. Otro factor muy relevante a la hora de decorar una embarcación es que los materiales empleados sean fáciles de limpiar.
Si nos centramos en el mobiliario – además de los anteriores – otro requisito fundamental es que debe ser multipropósito y compacto. Por ejemplo, los asientos tendrán almacenaje bajo ellos y las mesas serán plegables. Los elementos que se instalen deben facilitar la circulación dentro de la embarcación. El mobiliario tendrá los cantos redondeados, aunque el resto de líneas sí pueden ser rectas. Las maderas estarán tratadas y barnizadas para resistir mejor el paso del tiempo. Caoba y cerezo dan muy buen resultado. Las superficies siempre serán lisas para evitar que lo que se coloque encima se mueva, especialmente cuando se navega.
Los colores y la búsqueda del placer
En cuanto a los colores, es importante no utilizar tonos oscuros que se puedan estropear rápidamente por el efecto de la corrosión. Aquí lo ideal es ajustarse a la gama de los blancos, grises y azules y sacarles partido también en función de la luz que entre a las estancias, que suele ser bastante gracias a las claraboyas y los ventanales. Si quieres dar más toques de color, aprovecha los elementos intercambiables, que son más fáciles de actualizar, como los textiles de cama o del área de asientos.
Otra zona a tener en cuenta – decorativamente hablando – es la cubierta exterior que debe ser muy funcional y no por ello con menos estilo. Aquí tapizar los asientos con cuero o vinilo es necesario para que puedan ser útiles durante más tiempo. Un tono neutro siempre funciona bien y es más resistente a los rayos del sol.
Vivir en un barco tiene ciertas implicaciones que hacen que el día a día sea muy diferente a vivir en una casa en tierra firme. Así sea por cortos periodos de tiempo, se trata de toda una experiencia, por lo que invertir tiempo en decorar y equipar tu embarcación sabiamente es imprescindible. Dale un toque elegante y sofisticado y el resultado será absolutamente placentero: sin ir más lejos tienes el mar a tus pies.
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Autor:
Gema Armenta
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