Prototipo, una palabra que me evoca inmediatamente la peregrinación anual que solía hacer en mi temprana adolescencia, desplazándome religiosamente hasta el Palacio de Exposiciones de Ginebra. Allí tenía lugar unos de los eventos que más esperaba: el Salón del Automóvil de Ginebra. Cautivado desde pequeño por el mundo del motor, aquella cita me resultaba ineludible. La ocasión de ver en “vivo” lo último de cada fabricante, primicias mundiales de prototipos con diseños vanguardistas firmados por referentes, ahora históricos, como Pininfarina, Giugiaro, Bertone…y poder estar a pocos metros de un Fórmula 1, el paradigma del prototipo. El vehículo de alta competición donde se concentra todo el know-how, la innovación e ingeniería de un constructor, el mejor banco de prueba para comprobar soluciones que acabarán instaladas en nuestros turismos.
Echo de menos en nuestro sector esa capacidad innovadora de la automoción. Una búsqueda constante de la mejora del producto plasmado en un modelo laboratorio, el prototipo, en permanente proceso de mejora, listo para ser el centro de atención de los medios, objeto deseado de los futuros clientes y capaz de provocar el hype.
Pero es cierto que en estos últimos años se percibe una cierta toma de consciencia del sector de la obra nueva. Las circunstancias actuales económicas, medioambientales y geopolíticas están acelerando la aplicación de tecnologías hasta hace poco marginales. Los proveedores (software, elementos constructivos, materiales, instalaciones…) que nutren nuestro sector, investigan e innovan, cada uno por su lado, para ofrecernos el mejor producto para nuestro edificio. Sin embargo, faltaba ordenar y coordinar este flujo y hacerlo entendible a todos: profesionales o futuros usuarios. Crear un prototipo realista de alto rendimiento que podamos “sacar a la calle”.
Estas últimas semanas me ha alegrado constatar que el Clúster de la Edificación está liderando una iniciativa que va en esa dirección. Esta asociación sin ánimo de lucro, y compuesta por empresas, universidades y centros de investigación, busca impulsar el diseño de un modelo de edificio residencial plurifamiliar lo más sostenible posible a un precio competitivo. El proyecto, denominado Edificio Piloto Tecnológico y Sostenible (EPTS) y presentado durante la última edición de Rebuild, está ahora mismo en fase de diseño. Una primera etapa centrada en analizar los datos generados por el modelo BIM, un auténtico banco de prueba digital que permite cuantificar y valorar las prestaciones del edificio para poder reajustar en tiempo real los componentes hasta alcanzar el punto más alto de eficiencia posible.
El ETPS busca sacar provecho de todas las tecnologías y el conocimiento actual para poder distinguirse en ocho disciplinas troncales: sostenibilidad, eficiencia energética, reducción de residuos, recuperación de aguas, descarbonización, industrialización, digitalización y reutilización o reciclaje tras el final de su vida útil. Se trata de crear un modelo que pueda ser replicable y escalable, yendo más allá dela consecución de un aprobado para una certificación opcional de construcción sostenible. El edificio se tiene que diseñar considerando todas las facetas que definen su perfil medioambiental.
El núcleo de la iniciativa está compuesto por promotores, proyectistas, constructores y fabricantes, un equipo multidisciplinar focalizado en un mismo objetivo: «Participar en este tipo de proyectos nos ayuda a conocer de forma más exacta cómo nuestros materiales ayudan a que un edificio sea sostenible. Mucho más en este caso en el que no se persigue una certificación, sino un modelo real de sostenibilidad vigente durante toda su vida útil” (Elena Alenar, Key Owner&Specification Manager de Sika).
Las medidas activas recogidas en el prototipo contemplan aproximarse al autoconsumo con la incorporación de paneles fotovoltaicos, aerogeneradores, generación eficiente de frío/calor, equipos de bajo consumo de agua junto con gestión de caudales y presión, reutilización de aguas grises, control inteligente coordinado de todas la instalaciones y renovación del aire con recuperadores de calor.
El balance energético del edificio será prácticamente nulo y se reducirá el consumo de agua, no solo en un 35% durante su vida útil, sino que también en un 80% en su fase de construcción.
En paralelo, las medidas pasivas van encaminadas a la adopción de cubiertas vegetalizadas, utilización de materiales reciclados y con baja huella de CO2, un diseño que prioriza la reducción de costes de mantenimiento, la aplicación de pinturas y barnices ecológicos, la industrialización de elementos y la prefabricación de baños y cocinas.
El diseño arquitectónico está basado en una planta tipo de 50 m por 18,25 m que acoge cuatro viviendas de tres dormitorios y seis de dos dormitorios, con 75,65 y 61,48 m2 útiles respectivamente. Todas la tipologías cuentan con dos baños y cocinas abiertas al salón, buscando la optimización de cada metro cuadrado, evitando cualquier derroche en pasillos de distribución. El edificio, de planta baja con 5 plantas más ático, totaliza 64 viviendas y consigue alcanzar una compacidad de 4,23 m3/m2.
Queda por ver el esquema estructural de la propuesta y su funcionamiento en plantas bajo rasante con los condicionantes propios de los sótanos de aparcamientos. Quizás, en este apartado podamos entrever la posibilidad de un sobre rasante resuelto con CLT.
Aún no han transcendido datos concretos sobre el coste final del edificio piloto, pero el objetivo es acercarse a un Presupuesto de Ejecución material para Contrato (PEC) de 1.100 €/m2, aunque me temo que las actuales circunstancias económicas obligarán a actualizar ese valor.
El EPTS tiene el mérito de establecer un punto de partida minuciosamente evaluado, un edificio de referencia sobre el cual podremos trabajar y crear variantes según el producto buscado. Sin duda una valiosa herramienta que requerirá una constante actualización y una participación activa de todos los actores de la edificación.
La iniciativa del Clúster de la Edificación encaja perfectamente en el marco de la Expo Internacional que Málaga espera poder organizar entorno al lema “La Era Urbana: hacia la ciudad sostenible”. Parece la excusa perfecta para ver a nuestra ciudad implicada en el EPTS…una ausencia que veo como el único punto “débil” de este apasionante proyecto ¿lo subsanamos?
Fotos cortesía del Clúster de la Edificación
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Arquitecto coordinador de ejecución en el Estudio Ángel Asenjo y Asociados de Málaga
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