La Acera y Plaza de la Marina nacieron en los primeros años del siglo XIX, cuando fueron demolidas las murallas musulmanas del paño sur malagueño que, si bien acabaron con los airosos arcos que lo decoraban, abrieron la ciudad a la mar que rompía a sus pies.
Fue durante siglos una explanada que permitió a la ciudad extenderse hacia el mar como un pequeño apéndice urbano extramuros gracias a la existencia del recinto fortificado del Castil, cuando los Reyes Católicos pusieron cerco a la Málaga musulmana en el mes de mayo de 1487 hasta su rendición en agosto del mismo año.
Pero la que hoy llamamos plaza de la Marina, tuvo un uso eminentemente portuario. Fue en realidad gran auxiliar del puerto, ya que al carecer de vallado y al estar situado su principal embarcadero muy dentro de la propia urbe, las faenas de embarque de nuestros productos tradicionales (vinos, pasas, almendras, cítricos, salazones, cordelería, encurtidos y otras manufacturas industriales y artesanas) se realizaban prácticamente en ella.
La línea divisoria entre el mar y la ciudad tras la antigua muralla era la playa que se extendía por delante de la Puerta del Mar. Se estrechaba en este lugar y permitía un uso portuario constante. La Acera de la Marina, tal como la podemos contemplar en los viejos grabados de los siglos XVII al XIX, comenzó a diseñarse de forma espontánea y sin previa intención estética ni arquitectónica a partir de 1725, año en que se constata creciente deterioro de la muralla, lo que produce el progresivo derrumbamiento de parte de ella.
A comienzos del siglo XIX se iniciaron las construcciones particulares aprovechando los cimientos y materiales de los antiguos muros. Por su especial anchura, con casas solamente a un lado y por su proximidad a la playa y puerto, fue bautizada con el nombre de Acera de la Marina.
Por ese espacio entre la marina y las edificaciones pululaban marineros de todas las latitudes, propietarios y representantes de no pocas casas comerciales extranjeras que en la zona tenían instaladas oficinas. Las representaciones consulares, que tan importante papel desempeñaban con las autoridades locales y grupos también tenían sus oficinas en el mismo ámbito o sus proximidades.
La plaza y Acera de la Marina evolucionaron hacia lo que hoy mismo son a partir de 1896, cuando se materializan las obras del Parque al ganar terreno a la mar cercana mediante el relleno del espacio que corría desde la subida a La Coracha hasta la esquina de Molina Lario.
Los Edificios
Los tres edificios de la fachada de la Acera de la Marina fueron concebidos por Juan Jáuregui Briales en 1948 para la reordenación de esta parcela urbana. Con un carácter monumental, elementos historicistas y neoimperialistas según las funciones de cada edificación.
En concreto, el edificio de la Diputación Provincial de Málaga, inaugurado en 1960, es el de mayor empaque y, como exponente de su carácter oficial, ostenta un diseño monumental dentro de la arquitectura autárquica. Actualmente no tiene tal función ya que la Diputación de Málaga se trasladó a la Calle Pacífico.
El inmueble es exento con fachadas laterales a las calles Ancla, Molina Lario, y posterior a Sancha de Lara. Consta de seis pisos y ático separado por impostas. Se distinguen un cuerpo superior y otro inferior que engloba a las dos primeras plantas, recubiertas de placas de piedra natural. El resto alterna el ladrillo visto para el paramento y la piedra para embocadura de vanos, portada y pilastras cajeadas horizontales de las esquinas y cornisas. La fachada principal se retranquea a la altura del tercer piso para resaltar la portada.
En el bajo, los vanos, que son adintelados en todo el edificio, se cierran con rejas y se rematan con frontones triangulares. La portada, con triple arquería de medio punto de esbeltas proporciones, da acceso a un pequeño pórtico cubierto por bóveda de aristas, tras el que se accede al vestíbulo mediante tres vanos adintelados con arcos de medio punto sobre el dintel.
En la planta superior, la portada se prolonga mediante un gran balcón de apariciones prolongado a tres vanos, intercaladas entre pilastras cajeadas, soporte de un frontón curvo y partido para albergar el escudo de estado y una cartela con la fecha 1963. Estos elementos son los que confieren un mayor carácter emblemático al edificio.
A la altura de este primer piso del cuerpo superior, las ventanas vuelven a rematarse con frontones, mientras que el resto se dispone con sencillez y funcionalidad. El ático queda delimitado entre cornisas. La fachada a Molina Lario, de similar disposición, tiene balcón central, mientras que en la posterior y lateral de calle Ancla se pierde la simetría y destacan dos portadas secundarias, adinteladas y una con frontón.
Un dato curioso de la Plaza de la Marina
Los primeros semáforos de Málaga se pusieron en el entorno de la plaza de La Marina y la Alameda a finales de la década de los 50. Los primeros se inauguraron el 8 de abril de 1959 en la zona de la Alameda, calle Córdoba y Puerta del Mar. Aquello supuso una auténtica revolución para la vida de la ciudad, hasta el punto de que el Ayuntamiento felicitó a los malagueños de forma oficial por el entusiasmo y el orden con el que habían acogido el nuevo sistema de regulación del tráfico.
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