Nuestras casas se llenan de vida con el paso del tiempo. Y no solo de vida, también de cosas. Tenemos demasiadas pequeñas cosas que, a la larga, nos roban el espacio sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, si salimos de compras, volvemos con las prendas que hemos comprado, más sus correspondientes bolsas, tickets, muestras de regalo, etc.
Contamos con algunos ligeros cambios de actitud con respecto a la acumulación, las compras innecesarias y guardar los “por si acasos”, pero vamos a hacer un ejercicio práctico. Todos tenemos en casa una bolsa en la que guardamos otras bolsas del material que sea. Pues bien, saca todas las bolsas y cuéntalas. Con toda probabilidad, el número va a ser altísimo. ¿Realmente necesitas todas esas bolsas? Quédate con las que estrictamente necesites y deshazte del resto. Observa todo el espacio que has ganado con este ejercicio tan sencillo.
Pues bien, os vamos a presentar una lista de todas esas pequeñas cosas que nos roban el espacio y que terminan provocando ese ruido visual del que debemos huir. Veréis que para todas ellas podéis aplicar el ejercicio anterior:
- Acude al lugar donde tengas las medicinas y revisa su fecha de caducidad o tiempo de uso preferente. Elimina todos los medicamentos caducados llevándolos a un punto SIGRE y programa en tu calendario una revisión de este lugar con frecuencia semestral para que puedas ir teniéndolo al día.
- En la sección “vajillas y cubertería” solemos tener varios frentes abiertos. Busca y encontrarás alguna pieza rota que guardaste porque tiene valor sentimental, vajillas y cuberterías incompletas o piezas sueltas que no utilizas jamás. Agrúpalo todo y dónalo o véndelo porque podría serle útil a alguna otra persona.
- Seguimos en la cocina. Ve al lugar donde tienes guardados los táperes. Si te has quedado sin sitio para guardar más, es probable que tengas demasiados. Pero vamos más allá, revisa si todos están en buen estado y con su correspondiente tapa. De no ser así, tíralos a la basura y haz espacio.
- En cuanto a las ollas y sartenes, sabes que si no están en óptimo estado no se deben utilizar, por lo que no sirve de nada que guardes por si se obra un milagro y se arreglan solas. Igual debes hacer con los utensilios de cocina en mal estado y, muy especialmente, con esos que tienes duplicados o triplicados. Quédate con lo que realmente necesitas.
- Nos vamos ahora a nuestros armarios y cajoneras. Revisa tu ropa interior, si está deteriorada, tírala porque, honestamente, sabes que no la vas a usar así. Y, por supuesto, si tienes un calcetín desparejado, tíralo también porque su pareja se habrá ido a ese lugar donde se reúnen todos los calcetines que perdemos en la colada.
- Ni qué decir tiene esa ropa que llevas tiempo sin usar y que conservas “por si se vuelve a llevar otra vez”. Es muy importante no estar comprando y acumulando prendas temporada tras temporada y ya hemos aprendido que debemos comprar nuestra ropa de manera inteligente. Sin embargo, si hay algo que verdaderamente no utilizas por talla, corte o estilo, dónalo.
- Capítulo cosméticos. Revisa bien porque es bastante seguro que tengas pintauñas secos e inutilizables, maquillajes con demasiado tiempo de exposición o botes de crema a medio acabar. Reúnelo todo y deshazte de todo lo que no necesitas estrictamente. Por supuesto, elimina todas las muestras gratuitas que tienes y que sabes de sobra que no vas a usar jamás. Todo esto requiere un ejercicio de genuina honestidad por nuestra parte, pero verás que tiene recompensa.
- La lista podría continuar casi hasta el infinito, pero vamos ahora con todos los papeles que acumulamos sin sentido: entradas de conciertos y eventos, facturas y recibos que tienen más de cinco años, tickets de compra, manuales de instrucciones, libros que sabemos que nos vamos a terminar… Y dejamos muchísimos más sin mencionar. Nuestra tendencia a acumular y guardar puede llegar a ser asombrosa.
No mencionamos todo esos aparatos eléctricos que no funcionan, cables, cargadores de dispositivos en desuso… Aquí hemos presentado una breve lista, pero cada cual en su casa puede tener sus puntos débiles. Puede ser difícil deshacernos de ciertas cosas por el valor sentimental, pero la realidad es que la satisfacción de recuperar ese espacio que habían consumido los “por si acasos” compensa toda dificultad.
Por último, si eres una persona organizada o dispones de poco tiempo y has de utilizarlo de manera eficiente, considera hacer un calendario en el que marcar ciertas fechas al año para revisar esos lugares con tendencia a la acumulación. Verás que con el paso del tiempo, serás más consciente de lo que guardamos sin sentido y terminarás por no guardar aquello que no merece la pena. Es una carrera de fondo, pero te podemos asegurar que merece la pena.
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Autor:
Gema Armenta
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