Conversación en el dique de Levante

Ocurrirá. Aunque llegué a tener la esperanza de un último y sorprendente giro de guion a todas luces demasiado predecible. Pero no. La realidad es tozuda, obstinada y algunas veces difícil de aceptar; pero debemos afrontarla.

Dentro de unos pocos años seremos testigos de la llegada de un nuevo vecino en la atestada y singular Malagueta. Este barrio, único, que se estira con valentía mar adentro en un último intento de salvaguardar el Puerto de las inclemencias del Levante, bajo la atenta mirada de La Farola, verá cambiar su perfil y por ende el de nuestra ciudad.

Allá por 2027 la construcción de la Torre del Puerto en el dique de Levante habrá finalizado. Se oficializará entonces el empadronamiento de un nuevo residente en aquel vecindario arquitectónico que, sin duda, será la comidilla del barrio. Un nuevo tema de conversación dentro del constante dialogo que mantienen los edificios con sus semejantes, según la consensuada metáfora utilizada por los arquitectos para describir la interacción de un proyecto con su entorno…

• ¡Buenos días vecino! ¿Qué amanecer más bonito, verdad? Nunca me canso de verlo.

Lentamente, recién levantadas, las 27 plantas elípticas de la Torre del Puerto se van estirando hacia aquella voz envuelta por el murmullo de las olas que se desvanecen contra el dique de hormigón. Después de un inoportuno bostezo, y con la fachada ruborizada por el reflejo anaranjado de los rayos del sol mañanero, contestó:

• Buenos días, señora. Tiene usted razón, es espectacular.
• Por favor no me hables de usted. Aunque sea la decana del barrio, aquí todos me tutean.
• Lo prefiero. No domino mucho el español y me cuesta mucho no tutear a la gente.
• No te preocupes, eres bienvenido. Discúlpame, he olvidado presentarme: soy La Farola de Málaga.
• Encantado de conocerte por fin, me han hablado mucho de ti. Yo soy la Torre del Puerto. Acaban de finalizar mi construcción y la verdad es que en estos primeros días me encuentro un poco desubicada.
• Te entiendo, aunque sea una sensación que nunca he experimentado. Tengo la suerte de haberme sentido a gusto aquí, desde el primer momento. A pesar de los años que han pasado y todo lo acontecido en el barrio, siempre he sido parte de él.
• ¿Pero cuánto tiempo llevas aquí? ¿Tendrás un montón de anécdotas que contar, no?

Mientras pregunta, se activan en silencio los sistemas de obscurecimiento de su doble fachada acristalada para reducir el molesto deslumbramiento que le ciega las vistas hacia los Baños del Carmen.

• ¡Ufff! No te quiero aburrir con batallitas de abuela, pero te diré que soy de las más antiguas del país. En mi familia, la mayor es mi prima gallega de A Coruña, la Torre de Hércules, levantada durante el siglo II, a la que admiro muchísimo. Yo soy mucho más joven, finalizaron mis obras en 1817. He cumplido mis primeros doscientos años hace muy poquito. Durante todo este tiempo he visto cambiar mi barrio al ritmo de los sobresaltos económicos, con actuaciones más o menos acertadas. Desgraciadamente perdí a mucho amigos en el camino, pero también he conocido a mucha gente que ahora son parte del barrio y de mi vida. Tu eres el último en llegar. El más joven.
• El más joven, y me temo que el más alto. Soy consciente de que mi físico puede llegar a ser un problema a la hora de interactuar urbanísticamente con los demás. Me parece que tendrás que ejercer de anfitriona y presentarme al vecindario de manera que pueda encontrar mi sitio.
• Tranquilo, no te vas a quedar solo. Aquí, todo el mundo te estaba esperando desde hace tiempo. Vale, es cierto que tu proyecto provocó una movilización nunca antes vista de los malagueños y que muchos se posicionaron en contra de tu llegada, incluido el autor de estas líneas.
• Lo sé y agradezco a Jose la oportunidad de poder charlar contigo. Ahora que estoy construido espero poder integrarme en esta ciudad que observo desde mis 117 metros de altura. Tengo la sensación de que todos me están mirando. Entiendo el rechazo que puedo generar: soy de capital extranjero y vengo a modificar una vista emblemática de Málaga.
• Eso es cierto, pero en esta ciudad estamos acostumbrados a recibir foráneos que finalmente deciden instalarse aquí ¡por algo será! Mi barrio es una buena muestra de ello. Con algunos de esos vecinos, que en un principio no pensaban quedarse, me une ahora una profunda amistad, aunque en un primer momento me costó por aquello de los idiomas…la edad no ayuda.
• ¿De verdad? ¿De dónde son? ¿Hay alguno que sea Qatarí, como yo?
• No hay ninguno de tu tierra. Pero lo verdaderamente interesante es poder conocer proyectos arquitectónicos que vienen de otros horizontes, eso te abre la mente, créeme. Por ejemplo, si miras en aquella dirección, seguro que veras a my friend Google asomado al Paseo de la Farola. Desembarcó en 2023 directamente desde su sede de Mountain View en California y desde el principio supo ganarse a los malagueños. Te caerá muy bien, seguro. Tiene un carácter startup contagioso que inundó toda la ciudad e incluso consiguió que yo chapurreara algo de inglés. Can you believe it, at my age?
• ¡Que bueno! Veo que eres la abuela de todos en este barrio.
• ¡Siiiii! Como dice mi amigo Jorge: tu es ma grand-mère espagnole!
• ¿Jorge? ¿También hablas francés? ¡Eres una caja de sorpresas!
• ¿Aún no te he hablado de él? Se trata del Centro George Pompidou, que cariñosamente llamo Jorge. Él tiene la culpa de mi francés. Llegó en 2015, desde su París natal para quedarse 5 años, y aquí sigue en el Muelle Uno. Sus padres de Beaubourg están tranquilos, se mantienen constantemente en contacto con él. Saben que en Málaga estamos cuidado de su hijo, como uno más. Es un chico culto y muy inquieto. Además de su idioma me ha permitido descubrir numerosos artistas, diseñadores y arquitectos. De alguna manera he podido “salir” de la Malagueta. Sin duda, Jorge y Google son los niños mimados del barrio. A veces se juntan para alguna “travesura” que siempre llama la atención de los malagueños, grandes y pequeños, que aprovechan para darse un paseo por el Muelle Uno y venir a verme. Ahora tienen una excusa para alargar la caminata.

• ¿Cuál?
• Pues tú ¿Quién va a ser? Vale, sí, es cierto que no lo tienes fácil, para qué nos vamos a engañar. Tu físico y puesta en escena puede parecer la de un edificio soberbio. Pero hablando contigo me ha quedado claro que no lo eres para nada. No suelo equivocarme, eres buena gente. Tengo claro que la ciudad es un organismo arquitectónicamente vivo que refleja el tiempo y los cambios en la sociedad. Aunque haya desacuerdos, formamos parte de la narrativa estética de Málaga. Te ayudaremos, para que poco a poco te deshagas de esta aparente lejanía que pareces querer mantener con la ciudad. De alguna manera tendrás que hacer que los malagueños vayan hacia ti. No te lo tomes mal, pero tienes la ventaja de que nunca se van a olvidar de ti ¡aprovéchalo, chico! Me gusta chinchar a mis amigos. Por cierto, ahí viene uno con mucha marcha.
• ¿Quién es? ¿Qué es ese ruido?
• Otro de mis amigos. Este es más nómada, tengo unos cuantos así. Se queda solo unos días. Es Vicky, el crucero Queen Victoria de las Bermudas, todo un personaje. Lo que acabas de oír es su bocina. Espera un momento, te lo voy a presentar. Siempre tiene alguna anécdota graciosa que contar. Verás que risas nos vamos a dar…

Autor: José García Ruiz

Arquitecto coordinador de ejecución en el Estudio Ángel Asenjo y Asociados de Málaga

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