Hay lugares que por diversos motivos logran ser más atractivos que otros, ya sea favorecidos por un ADN privilegiado, fruto de un trabajo prolongado durante años…o por los dos a la vez. Una situación geográfica estratégica, un clima agradable, un entorno llamativo, un ecosistema empresarial dinámico, o una atmosfera acogedora pueden hacer que una ciudad esté “en boca de todos” y que sea la protagonista de muchas conversaciones dentro y fuera de sus fronteras, llevándola casi naturalmente a postular para la organización de algunos eventos internacionales…o sencillamente convirtiéndola en tu lugar de vida. Para ello hay que saber desencriptar el presente, entender lo que está en juego y ser consciente de sus propias cualidades, para potenciarlas, así como de sus defectos, para minimizarlos.
Considero Málaga, cómo una de las ciudades que en estos últimos 20-25 años ha progresivamente escalado puestos en un mercado muy concurrido y, aunque es cierto que quedan muchas asignaturas pendientes, la capital de la Costa del Sol es incontestablemente “the place to be”. Un lugar en el que muchos quieren estar, por las razones anteriormente expuestas, pero sobre todo porque es una ciudad donde pasan cosas y se vive bien.
Prueba de ello es el reciente anuncio de la llegada de CaixaForum a Málaga. Abrirá sus puertas en 2026 y será el undécimo centro cultural de la fundación “La Caixa” en España, el segundo en Andalucía tras el de Sevilla.
Muchos opinarán, hastiados, que sólo se trata de otro museo más a sumar en la nutrida cuenta de nuestro alcalde junto con el Thyssen, el Pompidou y el museo Ruso. Se equivocan, es mucho más que eso.
El CaixaForum de Málaga será el segundo centro, tras el de Zaragoza (proyectado por el Estudio Carme Pinós), a albergarse en un edificio ex novo que se diseñará a medida, totalmente adaptado a la filosofía de la fundación: “acercar la cultura a toda la ciudadanía y hacerlo de forma didáctica, con calidad y rigor, para atraer al público más especializado, pero también a las familias, escolares y las personas para las que todavía es una barrera acercarse a una institución cultural” (Elisa Durán, directora general adjunta de la fundación La Caixa).
El edificio se situará en una parcela cedida por el Ayuntamiento, próximo a la Plaza Manuel Azaña, en el distrito de Cruz de Humilladero. Estamos en la puerta de entrada oeste de la ciudad. La prolongación de la avenida de Andalucía que canaliza el tráfico proveniente de la MA-20 y de la A-357, absorbiendo más de 24.000 vehículos diarios y expulsando otros tantos. Del otro lado de esta inhóspita arteria se encuentra una parcela gemela, prácticamente simétrica, ocupada desde 1991 por la Comisaría Provincial de la Policía Nacional, que parece vigilar de reojo el comportamiento de los vehículos que desfilan cada día por aquellos ochos infranqueables carriles, un río de coches que le impedirán relacionarse con el nuevo vecino de enfrente.
Al este la parcela está bordeada por la avenida Juan XXIII, otro importante eje viario con otros tantos carriles y cuatro vías en zanja que permiten esquivar el cruce con la avenida de Andalucía. Un auténtico foso que mantendrá el joven CaixaForum alejado del sexagenario e icónico barrio de Carranque.
El restante del vecindario arquitectónico está formado por numerosas pero anodinas torres residenciales. Trece edificios en altura, plantados ahí, a ambos lados de la avenida de Andalucía, por el Ministerio de la Vivienda durante los años 70 y que, desgraciadamente sólo han permitido liberar suelo para varios aparcamientos en superficie.
El entorno de la parcela, calificada para Servicio de Interés Público y Social en el PGOU, resulta inhóspito, situado en tierra de nadie, rodeado por incesantes flujos de vehículos y edificios que parecen ignorarse, invita a cualquiera a la introversión…de hecho en 2009 el Ayuntamiento decidió asfaltar aquel descampado, que tenía unos usos más o menos acertados, para otro aparcamiento de superficie más, con unas 300 plazas, un apaño que, por lo menos, permitió reducir el polvo producido por aquellas descuidadas tierras.
No deberíamos considerar esta descripción inicial cómo definitiva: “Los locos siempre confían en la primera impresión.” (Paulo Coelho, 1998, Veronika decide morir).
Lo verdaderamente interesante de la llegada de CaixaForum, es precisamente eso: la aparente desubicación urbana del proyecto.
Dentro de esta relación de amor-odio que tengo con mi profesión, considero buen arquitecto el que se viste de cirujano-urbanista, sabe utilizar las herramientas adecuadas para realizar un injerto arquitectónico en una parte dañada de la ciudad y consigue que el tejido social de aquel barrio se regenere.
Un proyecto que parece fuera de contexto, y que plantea varios retos que el edificio tendrá que intentar resolver. Esto es sin duda la parte más bonita de la arquitectura: proyectar pensado en el entorno con la idea de entablar una conversación. El proyecto ganador del concurso no debería (¿no podrá?) ser un simple contenedor que la gente iría a visitar cómo quien va al cine, sino que tendrá que fomentar actividades en su órbita que inviten a recorrer sus salas, el centro de gravedad.
Me gustaría ver una propuesta con un enfoque urbanístico que ofrezca algunos de los elementos de los que carece el barrio en la actualidad. Cambiar un almacenamiento de coches por espacios pensados para las personas en torno a un centro cultural puede conseguir establecer puentes en una parte de la ciudad con muchas cicatrices.
Dado el vecindario que le espera, me temo que el nuevo edificio tendrá que ser de carácter extrovertido, capaz de iniciar una conversación que sea de interés para los que llevan más tiempo, cómo por ejemplo Carranque.
Buscar la manera de mantener el espacio urbano generado siempre vivo, posibilitando actividades fuera del horario de apertura del centro para que la ciudadanía lo considere parte de la vida del barrio. Una gran plaza pública vegetalizada, un auditorio al aire libre para conciertos y espectáculos pueden ser estupendos catalizadores de socialización en una zona de la ciudad bastante necesitada.
Facilitar los flujos peatonales para invitar al paseo hasta una parcela ahora mismo bastante aislada. Quizás debamos pensar en amplias aceras, menos duras y con más alcorques lineales que generen sombra. Seguir una estrategia de diseño que permita contrarrestar el predominio aplastante de los ejes viarios existentes, para incitar a las personas a dar el primer paso y acercarse.
Reducir el impacto visual y acústico con una densa barrera vegetal en contraste con el actual paisaje asfaltado o pavimentado en exceso.
Diseñar un entorno atractivo donde apetezca ir y permanecer cuando en este momento la realidad inspira todo lo contrario.
El nuevo edificio tendrá también la delicada misión de ser el hito arquitectónico que señale la entrada oeste de la ciudad, con permiso de la austera Comisaría Provincial de la Policía Nacional que lleva más de 30 años asumiendo ese papel en solitario, a falta de acompañante. Un protagonismo que deberá ser compartido con (o posiblemente será arrebatado por) CaixaForum. Un dialogo arquitectónico, con la avenida de Andalucía de por medio, lleno de contrastes que desplazará sensiblemente el centro de gravedad de la ciudad.
Puede que me equivoque, pero intuyo que será unos de los proyectos más interesantes de estos próximos años, por todo lo que puede aportar a la ciudad y por los retos urbanísticos que plantea.
Lo más seguro es que La Caixa organice un concurso restringido con menos de 10 estudios de arquitectura…Falta poco para conocer los seleccionados, lo que nos dará alguna primera pista sobre los posibles enfoques de las propuestas, aunque parece que todo el proceso será rápido: el tiempo apremia para que el centro pueda abrir sus puertas en 2026, cómo siempre suele ocurrir estos últimos años en mi profesión…
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Autor: José García Ruiz
Arquitecto coordinador de ejecución en el Estudio Ángel Asenjo y Asociados de Málaga
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