Existe un elemento arquitectónico cuyo nombre utilizamos casi a diario, no solo para referirnos a él directamente sino también para evocar metafóricamente la idea de un marco temporal determinado, o alguna oportunidad con fecha de caducidad. Las vemos en las interfaces graficas de nuestros ordenadores, pasando de una a otra con un clic de ratón, pero su esencia trasciende lo digital: son sobre todo el componente indispensable a cualquier fachada arquitectónica, y más aún cuando se trata de un conjunto residencial. Incluso me atrevería a decir que son los rasgos más característicos de una envolvente, su mirada. Definen la personalidad y la estética del edificio.
Las ventanas, omnipresentes en nuestras vidas, son diseñadas para capturar la luz natural, pero también nuestra atención. Funcionales y estéticas, las vemos y utilizamos constantemente, algo en ellas nos atrae, parecen estar hechas a propósito para eso. Astutamente situadas, tienen el poder de ampliar el espacio de cualquier estancia, incluso las más pequeñas. Las abrimos para ventilar, las cerramos para protegernos del frio y del ruido, son el escaparate de nuestras viviendas: nos acercamos a ellas porque son el portal a otros mundos: admirar un paisaje distante, observar el bullicio de la calle, contemplar la serenidad de un jardín, o seguir con la mirada a un ser querido que se aleja esperando que se dé la vuelta. Las ventanas son aquel umbral mágico que nos conecta, y a la vez nos separa, del mundo exterior, permitiéndonos mantener un vínculo visual sin tener que abandonar la comodidad de nuestro hogar. Son lienzos transparentes, enmarcan y crean la perspectiva. Una obra cuyo contenido varía según nuestros estados de ánimo y los caprichos climatológicos, reflejando y transformando nuestra percepción del mundo que nos rodea.
Las ventanas tienen aquella virtud de sencillez a primera vista y complejidad cuando uno se para a pensar en ellas. Son elementos tecnológicos pensados para ser, antes de todo, funcionales y eficientes, pero sin nunca dejar de lado su carácter emocional, son los ojos de nuestro hogar.
La evolución de las ventanas es un reflejo del progreso técnico y estético de la sociedad: han pasado de ser simples aberturas en las paredes, que permitían la entrada de luz y aire, a ser un componente determinante en la eficiencia energética de un edificio y su integración con el entorno. Los avances tecnológicos han dado lugar a innovaciones como el vidrio de doble o triple acristalamiento, el laminar, las capas de control solar, baja emisividad, perfiles con aislamiento mejorados, y ventanas inteligentes capaces de adaptarse a las condiciones ambientales.
Las combinaciones son casi infinitas. Las hay correderas, elevables, abatibles, u oscilobatientes. De madera, aluminio o PVC, cada material tiene sus propias características técnicas y estéticas que combinadas con el vidrio adecuado tiene que cubrir las necesidades específicas de la vivienda y las preferencias más subjetivas.
Suelen casi siempre estar acompañadas por unas persianas, un mal llamado accesorio con un importante papel en la mejora de la eficiencia y la versatilidad del conjunto. Permiten regular la cantidad de luz natural y de calor de manera pasiva. Pueden proporcionar una capa más de privacidad y seguridad. Ya sean de interior o exterior, son un elemento de diseño con una amplia gama de estilos, colores y materiales. Las persianas pueden complementar y realzar la estética de una vivienda, o todo lo contrario.
Las ventanas actúan como elementos disruptores dentro de la monotonía que puede tener una fachada, añadiendo profundidad, ligereza, huecos y patrones geométricos. Simbolizan la parte inmaterial de la envolvente. Su diseño y disposición influirá en la percepción del estilo arquitectónico, ya sea clásico, moderno o contemporáneo. Reflejan más o menos el mundo exterior, según los casos, creando un diálogo constante entre el edificio y su entorno. Por la noche, cómo otro personaje más del barrio, el edificio se transforma. Las ventanas iluminadas convierten la fachada en un mosaico de luces y sombras que dialoga con aquellas otras que se han quedado a oscuras prefiriendo reflejar el paisaje nocturno y brillante de la ciudad. Una ventana iluminada es un pixel de vida con una historia oculta que cada cual imagina mientras va andando por la calle. Un paisaje urbano cambiante y dinámico que muestra las diversidades e individualidades que ocupan lo interiores de todos los edificios residenciales, aunque de día transmitan la sensación de uniformidad.
La elección cuidadosa de las ventanas, considerando su tipo, material y diseño, es esencial para crear espacios que no solo sean funcionales y eficientes, sino también estéticamente agradables y seguros. En última instancia, las ventanas son los ojos a través de los cuales vemos el mundo y, al mismo tiempo, son el medio a través del cual el mundo nos ve a nosotros. Su diseño e implementación reflejan no solo nuestras necesidades y gustos personales, sino también nuestra relación con el entorno y la sociedad en la que vivimos.
Aunque no lo percibamos, el mundo de la arquitectura residencial está en constante evolución, y las ventanas, como elementos clave de diseño, no son una excepción. Las innovaciones actuales y las tendencias futuras en el diseño de ventanas se centrarán sin duda en mejorar aún más la eficiencia, la estética y la interacción con la naturaleza.
Las ventanas del futuro incorporarán tecnologías inteligentes que permitirán su operación automatizada. Sensores integrados pueden ajustar la apertura y el oscurecimiento basándose en condiciones climáticas y patrones de luz natural, optimizando así el confort y la eficiencia energética.
La tendencia hacia la sostenibilidad está impulsando el desarrollo de ventanas fabricadas con materiales reciclados o de bajo impacto ambiental sumando mejoras en el aislamiento y la capacidad de generación de energía, como vidrios transparente fotovoltaicos integrados.
Con el auge de las nuevas tecnologías de fabricación, como la impresión 3D, las posibilidades de personalización en el diseño de ventanas podrían expandirse. Esto permitiría crear soluciones que se ajusten perfectamente a las necesidades estéticas y funcionales específicas de cada residencial.
Estas innovaciones no solo reflejan los avances tecnológicos, sino también un cambio en cómo concebimos el papel de las ventanas en nuestras vidas, fusionando funcionalidad con un diseño consciente y adaptativo.
Las ventanas son, sin duda, un elemento fundamental en la arquitectura residencial, una fusión de diseño arquitectónico, ciencia y tecnología en vista a mejorar nuestra calidad de vida y mantenernos conectados con el mundo exterior y la luz natural que tanto necesitamos.
¿Y tú, que ves por tu ventana?
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Arquitecto coordinador de ejecución en el Estudio Ángel Asenjo y Asociados de Málaga
Esperamos que os haya sido útil el artículo «La mirada de tu fachada«. Recuerda inscribirte en nuestra newsletter para estar informado de todas las novedades de Obra Nueva en Málaga y noticias relacionadas con el mundo inmobiliario. Quiero inscribirme ahora
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